#ElPerúQueQueremos

EStacion de teleferico en la paz

¿Por qué Bolivia está tan bien?

El ministro de Economía boliviano dice que es socialista, pero en la práctica hace una política keynesiana.

Publicado: 2016-08-01



Si Venezuela es hoy la patita fea del continente, Bolivia es su estrella: una estabilidad política no conocida en el país andino donde muchos presidentes no duraron ni un año. Pero sobre todo se percibe un dinamismo económico que hasta hace estallar en júbilos al Fondo Monetario Internacional que pronosticó para el 2016 un crecimiento económico de 3,8%, aun por encima del crecimiento peruano.

Este dato sería menos sorprendente, si los gobiernos actuales de Bolivia y Venezuela no pertenecerían al mismo eje de la izquierda latinoamericana. Qué es lo que Bolivia ha hecho mejor que Venezuela ?

La ciudad de La Paz del 2016 se asemeja tan poco a La Paz del año 2000, como la Lima del 2016 a la Lima 15 años atrás. La expresión más evidente del cambio es el sistema de teleféricos que atraviesa una distancia de 1000 metros de altura y que une el Sur de La Paz con la ciudad del Alto. La Paz – al contrario de Lima – dispone hoy de un sistema de transporte público urbano moderno y atractivo.

El Alto, la antigua “barriada” de La Paz, es hoy la ciudad indígena más grande de América del Sur, una ciudad pujante, caótica, inhóspita por su condición climática a 4000 metros de altura – pero también es una ciudad donde el progreso económico se nota en las múltiples obras de construcción, en tantas nuevas mansiones al estilo de "chollywood"  y en el tráfico congestionado de combis y cada vez más autos individuales, acompañantes fieles del crecimiento económico en América Latina.

Sin embargo detrás del dinamismo económico y de la aparente estabilidad boliviana se muestran grietas. Demasiadas personas protestan. Y no son precisamente los ricos.

A inicio de julio detrás del Palacio, en la Plaza Murillo, acampaban personas discapacitadas que habían llegado en una marcha de sacrificio de todo el país. El objetivo: reclamar un bono de 500 Bolivianos (aprox. 250 Soles) mensuales. Julia Carrillo llegó de la lejana Santa Cruz, tiene un esposo y un hijo discapacitado. Viven de vender caramelos en la calle. Tiene casi tres meses esperando que el Presidente les escuche. En lugar de ello les hizo tirar bombas lacrimógenas. “Después de tres meses no hemos conseguido nada”, dice. “Para los bolivianos no somos humanos”.

Los discapacitados no son los únicos que protestan. Están las ONGs, grupos ambientalistas, comunidades indígenas. A pesar del aparente éxito económico, las protestas sociales en contra del gobierno abundan.

En el Instituto Internacional de Investigación Educativa en el acomodado barrio de Sopocachi, nos abre una joven en pollera. Es la recepcionista de la institución que es fruto del Convenio Andrés Bello. La presencia de mujeres que visten su tradicional pollera en cualquier circunstancia y con mucho orgullo es uno de los rasgos simpáticos de Bolivia, y claramente distintivo del Perú, donde ni siquiera el municipio de Puno permitiría a sus empleadas llegar al trabajo en pollera.

Buscamos al economista y sociólogo Jorge Viaña para preguntarle: porqué a Bolivia le va tan bien, si – según los detractores de cualquier política que se proclama socialista– debería estar al nivel de Venezuela ?

La primera respuesta es simple: Bolivia y Perú tienen una cosa en común, a pesar de pertenecer a dos bloques ideológicos opuestos: tienen un ministro de economía que se preocupa primeramente por cuidar bien su caja. En el caso de Bolivia se llama Luis Arce, lleva el mismo tiempo en el cargo que su jefe Evo Morales (10 años) y según Viaña, “dice que es socialista, pero en la práctica hace una política keynesiana”.

A pesar de sufrir también la baja del precio de materia prima, especialmente del gas, y a pesar de haber contraído una gran deuda con China, Viaña no prevé una mayor crisis económica para Bolivia. “El problema en Bolivia es político, no económico”. El gobierno de Morales habría descuidado sus bases sociales, y el efecto se ve en los múltiples conflictos sociales que ha habido en los últimos años: primero  el conflicto acerca de la carretera en la reserva nacional del Tipnis, después las protestas contra la subida del precio de gasolina, y sobre todo el último escándalo de corrupción acerca del Fondo Indígena, han mermado la imagen del gobierno en sectores sociales que antes lo apoyaban. Uno de los resultados es que Evo Morales perdió el referéndum en diciembre del 2015: una mayoría de los bolivianos no quiere que Evo Morales se presente a una tercera reelección en el 2019.

Respetará Morales el resultado del referéndum o encontrará algún truco para mantenerse en el poder ? Las opiniones son divididas.

Lo que se percibe es un autoritarismo cada vez mayor, y un distanciamiento del gobierno de varias frentes sociales, igual que una mayor intolerancia con opiniones disidentes. En cierto sentido recuerda la última época del fujimorismo: mientras que su poder real se va diluyendo, el presidente viaja frenéticamente por todo el país y refuerza su presencia simbólica. El retrato oficial del presidente Evo Morales, exhibiendo tanto  los insignios del poder incaico como del poder republicano está omnipresente hasta en el último rincón del país. Más que la imagen de un presidente republicano parece la representación de un monarca.


Escrito por

Hildegard Willer

Periodista y docente de periodismo. Alemana radicada en el Perú, escribe sobre Perú para alemanes y sobre Europa para peruanos.


Publicado en